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La escuela secundaria del Don Bosco, atraviesa la transición del Bachillerato Mercantil (que cursan alumnos de tercero a quinto año) al Bachillerato con orientación en Economía y Administración y con orientación en Ciencias Sociales y Humanidades.
Nuestra propuesta tienen en cuenta los contextos actuales como así también la historia socio barrial y carismática.
La Escuela Secundaria necesita transformarse, buscando no solamente atraer alumnos, sino contenerlos y hacerlos partícipes de experiencias educativas positivas que acompañen el crecimiento integral en todas sus dimensiones: psico socio afectivo (relacional- convivencial), intelectual –artístico y deportivo (pedagógico) y espiritual- religioso (pastoral)
Creemos fundamental un cambio de paradigma: “que no vayamos a la escuela”, sino “que podamos habitar la escuela” todos aquellos que compartimos la vida educativa: alumnos y alumnas, familias, docentes y directivos. Que la escuela sea un lugar donde “pasen cosas”, donde cada uno desde su rol y su función pueda “ser feliz”, enseñando, aprendiendo, gestionando, trabajando.
Se vislumbra cierta urgencia para que la educación se convierta nuevamente en un valor insoslayable y prioritario, que sea planificado desde la profesionalidad, que genere inclusión social, que promueva el cuidado de la vida, la solidaridad, la democracia, la participación, la convivencia saludable y el desarrollo de la cultura del trabajo.
Creemos que la labor educativa supone una constante reflexión y estudio para comprender mejor los procesos de enseñanza y aprendizaje y poder lograr una propuesta educativa de calidad y equidad. Se necesitan resignificar –o bien recrear- una cultura personal e institucional que apunte al respeto, al diálogo, a la participación, a la ayuda y solidaridad mutua. Por eso el desafío es un trabajo que se base y apuntale en el “ser equipo”.
Es necesario además redescubrir la dimensión educadora de todos los actores institucionales como responsables y protagonistas en la realidad de construir una sociedad con valores evangélicos. Recuperar la conciencia de parte de los docentes del rol protagónico insustituible que tenemos en el sistema educativo.
Generar nuevos “entornos de aprendizaje” con el fin de hacer de la escuela un “lugar con sentido” nos lleva a crear marcos de relaciones que faciliten una vivencia e interacción cultural e intergeneracional, respetuosa, tolerante y enriquecedora.
La estructura de nuestra escuela secundaria se organiza en equipos de acompañamiento, cada uno de ellos, desde su rol y función sostienen las distintas dimensiones en el crecimiento y aprendizaje de los jóvenes, promoviendo entre sí un trabajo integrador y dialógico.
El Carisma salesiano, legado por Don Bosco, hoy nos exige, como nunca, estar en el ámbito de la educación católica y salesiana guiando a los niños, adolescentes y jóvenes.
La tarea educativa es tarea de evangelización, por lo tanto la síntesis educar evangelizando y evangelizar educando expresa no solamente una dimensión cultural sino una dimensión eminentemente pastoral. La evangelización está ordenada a testimoniar, anunciar, cultivar y celebrar la Fe cristiana y a trasformar la realidad.
Este enfoque implica un estilo particular que impregna la vida comunitaria y el proceso de aprendizaje, teniendo en cuenta que la misión educativo- pastoral; implica acciones educativa y pastorales específicas.
Las características fundamentales que tendrá entonces nuestra propuesta educativa pastoral salesiana son:
– La escuela como comunidad que recibe y acompaña.
– La escuela al servicio de la formación integral de la persona.
– La escuela educando con un estilo particular: el sistema preventivo.
La escuela salesiana se convierte así en una construcción social de la experiencia, una experiencia común constituida de manera participativa que tiene como finalidad hacer posible la inclusión de un sujeto inconmensurable en un contexto social que lo motiva y ayuda a construir y construirse desde la diferencia.
